Hayley, un chica poco común, eso digo yo, cundo inicie el
libro me sorprendí porque al principio no es una niña bonita que se preocupa
por como se ve, bueno, no mucho, pero lo mejor es cundo ella le confiesa su
amor al chico que le gusta uhhh... menuda sorpresa que te llevas.
Hayley desearía amar el vivir en Santa Mónica, a unas
cuadras de la playa, donde todos los días, y todas las personas, son hermosos y
soleados. Pero ella simplemente no encaja con las rubias y súper delgadas
chicas del sur de California, quiénes se hacen cirugías plásticas en un dos por
tres. Hayley es inteligente y astuta y tiene una... cara bonita. Traducción: Ni
siquiera piensen en ponerle un bikini, mucho menos que salga con el súper guapo
Drew Tyler. Un bikini nunca le favorecerá, y Drew nunca la verá como más que
una amiga.
Justo cuando Hayley se siente condenada a la vida de
“gorda”, sus padres deciden enviarla a Italia en el verano, no por la escuela,
no a un campamento de gordos, sólo por diversión. Y es así, bajo el sol
italiano, donde la visión de Hayley sobre sí misma comienza a cambiar. Ella es
curvilínea, no obesa. La pizza no es diabólica. Y la vida es mucho, mucho más
que ser una talla cero a la cual le queda todo. ¿Quién sabe? Una vez que Hayley
se ve con nueva luz, tal vez la chica con la cara bonita pueda finalmente
encontrar un verdadero amor.
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